domingo, marzo 26, 2006

22 - EL PERRO VIEJO


Incluso en invierno, el pedo de un perro nos puede hacer abrir todas las ventanas de casa. No hace falta entrar en detalles, el perro viejo es exactamente igual que un humano viejo, pero, por lo general, sin braguero. Aquel adorable cachorro va dejando rastros de babas y se tambalea por el pasillo buscando el lugar más tranquilo de la vivienda. Cualquiera diría que un día era el Don Juan de los ositos de peluche y que aullaba a la luna contento después del frenesí cumplido. Sí, su perro es tal como será usted dentro de unos años; puede que pocos. No se deprima pensando en ello, debe elegir entre ofrecer cuidados, mimos y unos últimos días felices a su querido amigo o una inyección letal. No piense en usted mismo. Póngase en la piel del animal y sopese aquello que de estar en la piel de su compañero desearía para usted. ¿Desea arrastrarse, sufrir indeciblemente, llevar una mala vida? ¿Quiere pegarse un banquete, degustar de unos días felices y echarse a dormir para siempre; no despertar? En la mente de su perro sobrevive un instinto: los lobos viejos se alejan de la manada para no ser un estorbo y poder morir en soledad. Alargar los padecimientos de su animal de compañía, pueden convertir sus últimos meses de vida en una pesadilla para él. La elección es completamente suya. Como ya pasó a lo largo de toda su vida, su perro depende por completo de usted. Si el animal sufre por una enfermedad incurable o por la edad, asegúrese consultando a varios veterinarios, y si todos coinciden, de usted depende hacer que el animal sufra hasta la muerte o aliviar su sufrimiento de una forma rápida e indolora. Para su amigo será como quedarse dormido. No sufrirá.